Las orquídeas, reconocidas como la flor de la elegancia son las más apreciadas del mundo, requieren de un toque de experiencia para mantener su vitalidad. Si como yo, deseas que perduren por mucho más tiempo y vuelvan a florecer, no te perderás de estos consejos rápidos y sencillos que compartiremos contigo de cómo cuidar de tu orquídea.
- LUZ A LA MEDIDA: colocarlas en un lugar con mucha luz indirecta. Evita las áreas sin techo, pues el sol podría quemarla.
- HIDRATACIÓN ADECUADA: te recomendamos regar la planta semanalmente durante el verano y cada dos semanas durante el invierno. Para realizar este proceso, retira la maceta de plástico del elegante soporte decorativo y colócale un cuarto de taza de agua destilada o hervida fría hasta que todo el sustrato se humedezca. Evita mojar el núcleo de la planta o las hojas, ya que el agua podría provocar la pudrición de las hojas.
- REPOSO: después de hidratarlas, colocar la maceta sobre un recipiente que permita expulsar todo el exceso de agua. Este paso es esencial para evitar plagar o la pudrición de las raíces.
- AIRE FRESCO: colócala en un entorno bien ventilado. La ausencia de ventilación adecuada podría propiciar la proliferación de hongos y otras enfermedades no deseadas.
- ABONO: por las características del sustrato, las orquídeas necesitan un aporte de nutrientes externo como parte de sus cuidados. Un gesto que ayudará a la planta a crecer, y mantener ese bienestar que se traduce en hojas verdes y erguidas que se renuevan de manera alterna. Para lograrlo, lo ideal es que apliquemos una vez al mes un abono para orquídeas rico en micronutrientes.